Era una tarde de octubre, en la mente de una joven mujer se abrigaban sensaciones de vacío junto a la nostalgia a la soledad, solo podía pensar en como sería sentir cosas que no había experimentado.
Estaba viendo con tristeza como su vida pasaba en sus manos, dejando un sabor a pérdida, amargo, que algunas veces con dificultad la hacía respirar.
Tenía sueños como todos e ilusiones, pero las horas pasaban y simplemente para reconfortarse se decía "ten un poco de fe", sintiendo el vacío que podía albergar aquellas palabras.
Solo tenía claro sus ilusiones y algunas veces se dejaba llevar, imaginaba a ese alguien que necesitaba desesperadamente. Se imaginaba una caricia que hiciera que su piel se erizara por completo, un beso que le enseñara la magia que había anhelado, un te quiero que aceleraría a mil su corazón, alguien a quien ella pudiera amar y que le enseñase lo inolvidable que podría resultar.
Solo mirando el cielo por la noche, sintiendo lo cálido que puede ser su piel, los reflejos de luna en los árboles, se podía dar esperanzas y soportar el ahogo del día a día, así podía volver a empezar y seguir esperando, porque ella quería algo mágico, diferente.
No sabía como, pero sabía que si se esforzaba y esperaba lo podía lograr, no le importaba que a través del mundo las cosas fueran de manera diferente.
Solo creía que podía recibir lo mismo o mucho más de lo que entregaba, su candidez, su pasión, su inocencia, tenía la esperanza de que algún día pasaría...
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Cada día me sorprendes más, escribes hermoso...
ResponderEliminarNo se por que se me hizo algo familiar, como si lo hubiese vivido...
tqm mrk!